La máscara de piedra encontrada durante las excavaciones arqueológicas en Jerusalén puede indicar un culto a los antepasados.
En 2018, se encontró una máscara de piedra extremadamente interesante y de valor histórico durante las excavaciones iniciadas por el Museo de Israel. Se determinó que la máscara, hecha de piedra caliza, se remonta a hace aproximadamente 9.000 años, a la fase Neolítica B previa a la alfarería (PPNB) del período Neolítico.
Poco después de su descubrimiento, la máscara en cuestión fue trasladada al Departamento de Arqueología de la Administración Civil de Judea y Samaria para un examen detallado. En los estudios que realizaron allí, los arqueólogos hicieron algunas inferencias sobre las prácticas religiosas y culturales de la región durante el Neolítico, basándose en la técnica de construcción de la máscara y los materiales utilizados en su elaboración.
Teniendo en cuenta otras máscaras de piedra similares y hallazgos arqueológicos desenterrados en la región, los investigadores piensan que las creencias relacionadas con el culto a los antepasados pueden haber estado muy extendidas en Jerusalén y sus alrededores durante el período Neolítico.
El sitio de excavación donde se encontró la máscara se encuentra en Jerusalén, una ciudad que ha albergado muchos descubrimientos importantes desde tiempos prehistóricos. La máscara de piedra encontrada tiene el potencial de contener pistas importantes sobre las prácticas culturales y rituales de la región en el período prehistórico.
Sin embargo, la máscara de piedra no es la primera máscara neolítica recuperada en la región. Los arqueólogos señalaron que se trata de una de las 16 máscaras de piedra descubiertas en el mismo período, ubicadas al sur del desierto de Judea. Estas máscaras se consideran parte de una práctica religiosa o cultural muy extendida en la región durante el período Neolítico.
La fase Neolítica B anterior a la alfarería en el Creciente Fértil ocurrió aproximadamente entre el 7600 y el 6000 a.C. Durante este período, la gente adoptó un orden más asentado, combinando estilos de vida agrícolas y cazadores-recolectores. Este cambio permitió a las comunidades desarrollar estructuras sociales más grandes y complejas, que también allanaron el camino para los avances culturales y tecnológicos.
Otras excavaciones arqueológicas en la región han revelado que durante este período, los cráneos humanos fueron enlucidos o enterrados bajo los pisos de casas antiguas para su preservación. Se cree que estas prácticas rituales tienen como objetivo respetar a los antepasados y mantener viva su memoria.
Durante este período, la gente probablemente creía que al enterrar a sus muertos con rituales especiales y conmemorarlos en ceremonias específicas, los espíritus de sus antepasados los protegerían y guiarían a sus comunidades. De acuerdo con esta creencia, los arqueólogos especulan que las máscaras de piedra podrían estar asociadas con el culto a los antepasados o rituales conmemorativos similares en la región.