Imagina que eres un alpinista subiendo a la cima de una montaña, o un aventurero que quiere fotografiar lagos glaciares. A medida que aumenta su altitud, los latidos de su corazón comienzan a acelerarse. Estás sin aliento, te sientes mareado y con náuseas. En lugar de disfrutar de la vista única, te invade una sensación de inquietud…
Al principio todo esto puede parecer una consecuencia natural del esfuerzo que estás realizando, pero lo más probable es que estés experimentando síntomas del mal de altura. Su sistema interno lo obliga a detenerse porque no puede adaptarse a los cambios de presión y a los niveles de oxígeno desconocidos. Ahora es el momento de escuchar a tu cuerpo y tomarte un descanso.
¿Qué son los mal de altura?
El mal de altura es un problema de salud que se produce durante actividades a gran altura, como el senderismo de montaña, el alpinismo, el snowboard, el paracaidismo y el vuelo con traje aéreo.
Estos problemas, que están asociados con la baja presión atmosférica y la disminución de los niveles de oxígeno, se producen como resultado de que el cuerpo tiene dificultades para adaptarse a las condiciones de las grandes altitudes. Los tres mal de altura más comunes son:
Mal agudo de montaña (AMS)
La forma más común de mal de altura es el mal de montaña agudo, también conocido como MAM. Los síntomas del mal de montaña agudo suelen comenzar unas horas después de ascender a gran altura. Los síntomas más comunes son dolor de cabeza y náuseas.1
El dolor de cabeza suele ser el primer síntoma del mal de montaña agudo. En algunas personas, este dolor puede parecerse a los ataques de migraña. Este tipo de dolores de cabeza a menudo se consideran parte del proceso de aclimatación a las grandes altitudes. A medida que el cuerpo se adapta al entorno, la gravedad de los dolores de cabeza tiende a disminuir. Para algunas personas, los dolores de cabeza pueden ir acompañados de náuseas. En este caso, es probable que se produzca pérdida de apetito.
Debido a la disminución de los niveles de oxígeno, algunas personas pueden experimentar problemas como debilidad, fatiga y alteraciones del sueño. Sin embargo, estos problemas generalmente tienden a perder su efecto a medida que se logra la adaptación.
Edema pulmonar por gran altitud (HAPE)
Esta condición ocurre debido a la acumulación de líquido en los alvéolos de los pulmones. Al ascender rápidamente a un lugar de gran altitud o cuando el cuerpo no logra adaptarse adecuadamente a una gran altitud, el flujo sanguíneo y la transferencia de oxígeno pueden verse afectados. Esto puede provocar una acumulación de líquido en los pulmones. Síntomas como dificultad para respirar, respiración rápida, sangre en el esputo y sibilancias se encuentran entre los signos del edema pulmonar a gran altura.2
Edema cerebral de gran altitud (HACE)
Caracterizado por la inflamación del tejido cerebral, el HACE (edema cerebral de gran altitud) es una afección que se desarrolla cuando el cuerpo no logra adaptarse a las condiciones atmosféricas de gran altitud, muy similar al HAPE (edema pulmonar de gran altitud). Ocurre debido a la acumulación de líquido en el tejido cerebral como resultado de la dilatación de los vasos sanguíneos. Los síntomas más comunes de HACE incluyen dolor de cabeza intenso, vómitos, alucinaciones visuales y alteraciones de la coordinación.3
En comparación con el mal de montaña agudo, tanto HAPE como HACE son complicaciones muy graves. Ambos requieren atención médica inmediata.
Causas del mal de altura
La principal causa del mal de altura es la disminución de la presión atmosférica y los niveles de oxígeno en las grandes altitudes. Al nivel del mar, la presión de oxígeno en la atmósfera es de aproximadamente 101325 Pa. Sin embargo, a una altitud de 3000 metros, esta presión cae a aproximadamente 68652 Pa. El cuerpo necesita tiempo para adaptarse a esta presión y nivel de oxígeno. Si este proceso de adaptación no se lleva a cabo con la suficiente lentitud, pueden aparecer síntomas del mal de montaña agudo, como dolor de cabeza, náuseas y debilidad. El mal de montaña agudo suele tener una gravedad de leve a moderada, pero si no se trata con los métodos adecuados, puede agravarse y convertirse en afecciones más graves.4
Además de la baja presión atmosférica y los niveles insuficientes de oxígeno, la temperatura también se puede contar entre los factores que influyen en el mal de altura. Dado que la temperatura es generalmente baja en altitudes elevadas, resulta difícil mantener la temperatura corporal. Esta afección puede afectar las vías respiratorias y agravar el asma y enfermedades respiratorias similares.5
Altitud | Temperatura | Presión atmosférica | ||
Metro | Pie | °C | °F | Pa |
0 | 0 | 20 | 68 | 101325 |
1000 | 3281 | 13,5 | 56,3 | 89798 |
2000 | 6562 | 7 | 44,6 | 78933 |
3000 | 9843 | 0,5 | 32,9 | 68652 |
4000 | 13123 | -6 | 21,2 | 59156 |
5000 | 16404 | -12,5 | 9,5 | 50391 |
6000 | 19685 | -19 | -2,2 | 42214 |
7000 | 22966 | -25,5 | -13,9 | 34943 |
8000 | 26247 | -32 | -25,6 | 28269 |
2000 – 3000 metros — En este rango de altitud, la presión atmosférica es menor que a nivel del mar. Sin embargo, muchas personas no presentan síntomas graves.
3000 – 4000 metros — La cantidad de oxígeno y la presión atmosférica disminuyen significativamente. Los síntomas del mal agudo de montaña (MAM) comienzan a aparecer a esta altitud. Pueden producirse síntomas leves como dolores de cabeza, náuseas, fatiga, problemas para dormir y mareos.
4000 – 5000 metros — Aumenta el riesgo de mal agudo de montaña (MAM). Pueden aparecer síntomas de hipoxia (deficiencia de oxígeno) y problemas de coordinación. Debido a los bajos niveles de humedad y al aumento de la frecuencia respiratoria, el cuerpo pierde más líquidos. Es necesaria ropa protectora para protegerse de las condiciones climáticas frías cuando comienza el riesgo de hipotermia.
5000 – 6000 metros — Surge el riesgo de edema cerebral de gran altitud (HACE) y edema pulmonar de gran altitud (HAPE). Pueden aparecer síntomas graves como dificultad para respirar, esputo con sangre, confusión y alucinaciones. Es fundamental descender a una altitud menor lo antes posible cuando aparecen los síntomas. Se deben realizar controles de salud periódicos y es esencial estar preparado para una intervención de emergencia.
Por encima de los 6000 metros — El riesgo de hipotermia es extremadamente alto. Para reducir el riesgo de congelación, es necesaria ropa resistente a condiciones climáticas extremadamente frías. Las complicaciones de la deficiencia de oxígeno pueden provocar pérdida del conocimiento, coma e incluso la muerte. El cuerpo no puede mantener funciones normales a estas alturas. El soporte continuo de oxígeno es vital. Quienes asciendan por encima de los 6.000 metros deben estar bien preparados física y mentalmente y disponer del equipamiento adecuado.
Reducción de síntomas y prevención de enfermedades
La forma más eficaz de prevenir el mal de altura y reducir los síntomas es ganar altitud de forma lenta y controlada. Por lo tanto, los alpinistas profesionales acampan a intervalos regulares para permitir que sus cuerpos se adapten a las condiciones atmosféricas cambiantes. La recomendación general es realizar un descanso nocturno cada 300-600 metros después de alcanzar los 2500 metros de altitud. Sin embargo, esto depende de muchas variables como la edad del escalador, su nivel de condición física, su estado psicológico, su estado de salud general, sus medicamentos y suplementos y sus hábitos dietéticos.
Otro factor que aumenta los síntomas es la deshidratación. En condiciones de gran altitud, el cuerpo pierde más agua de lo habitual, lo que puede exacerbar los síntomas del mal de altura, como dolores de cabeza, mareos y fatiga. Por lo tanto, es muy importante consumir cantidades adecuadas de líquidos durante las actividades a gran altura. Especialmente, consumir bebidas que mantengan el equilibrio electrolítico ayuda a mantener estables los niveles de hidratación del cuerpo.
Si los síntomas del mal agudo de montaña (MAM) son leves, suele ser suficiente descansar y una ingesta adecuada de líquidos. Sin embargo, si los síntomas son graves o empeoran, es necesaria una intervención inmediata.
El tratamiento más eficaz es descender a una altitud menor lo antes posible. Esto permite que el cuerpo reciba más oxígeno y ayuda a aliviar los síntomas. Si no es posible el descenso, se puede proporcionar oxígeno mediante tanques de oxígeno portátiles o concentradores de oxígeno.
En casos graves, principios activos como la acetazolamida o la dexametasona pueden resultar eficaces para aliviar y prevenir los síntomas. La acetazolamida ayuda al cuerpo a aclimatarse a la gran altitud más rápidamente, mientras que la dexametasona reduce la inflamación, disminuyendo el riesgo de edema cerebral y pulmonar.4
No se recomienda el uso de estos medicamentos sin el consejo y supervisión de un médico. Los ingredientes activos como la acetazolamida y la dexametasona pueden tener efectos secundarios graves. El uso inconsciente de medicamentos puede alterar las respuestas naturales del cuerpo y causar complicaciones más graves. Por lo tanto, las personas que experimentan mal de altura o problemas de salud similares deben consultar a un profesional de la salud antes de usar dichos medicamentos.
- Maggiorini, M., Bühler, B., Walter, M., & Oelz, O. (1990). Prevalence of acute mountain sickness in the Swiss Alps. British Medical Journal, 301(6756), 853-855[↩]
- Aksel, G., Çorbacıoğlu, Ş.K., & Özen, C. (2019). High-altitude illness: Management approach. Turkish Journal of Emergency Medicine, 19, 121 – 126[↩]
- Hüfner, K., Falla, M., Brugger, H., Gatterer, H., Strapazzon, G., Tomazin, I., … & Fusar-Poli, P. (2023). Isolated high altitude psychosis, delirium at high altitude, and high altitude cerebral edema: are these diagnoses valid?. Frontiers in Psychiatry, 14, 1221047[↩]
- Imray, C., Wright, A.D., Subudhi, A.W., & Roach, R.C. (2010). Acute mountain sickness: pathophysiology, prevention, and treatment. Progress in cardiovascular diseases, 52 6, 467-84[↩][↩]
- Seys, S.F., Daenen, M., Dilissen, E., van Thienen, R., Bullens, D., Hespel, P., & Dupont, L.J. (2013). Effects of high altitude and cold air exposure on airway inflammation in patients with asthma. Thorax, 68, 906 – 913[↩]