
Foto: Thomas Schüpbach (Journal of Archaeological Science)
En Mörigen, Suiza, los arqueólogos han realizado importantes descubrimientos que arrojan luz sobre la utilización del hierro meteorítico en la Europa prehistórica. Los hallazgos fueron publicados recientemente en el Journal of Archaeological Science.1
La investigación, realizada en Suiza, ha sacado a la luz pruebas convincentes de artefactos de hierro meteoríticos que datan de la Edad del Bronce, lo que arroja luz sobre el compromiso humano temprano con materiales extraterrestres.
El estudio presenta una narrativa convincente de la artesanía y el comercio antiguos, junto con los formidables desafíos que enfrentan los investigadores en la identificación y comprensión de los meteoritos enterrados de la antigüedad.
Hierro meteorítico: un recurso precioso en tiempos prehistóricos
En la antigüedad, antes del surgimiento de la Edad del Hierro, las sociedades antiguas que se extendían por Eurasia y el norte de África poseían acceso al hierro metálico en forma de raro hierro meteorítico. La utilización de tales materiales celestiales fue evidente en varias regiones, incluidas Turquía, Grecia, Medio Oriente, Rusia y China, con amplia evidencia de su uso. Sin embargo, en Europa central y occidental, el descubrimiento de artefactos de hierro meteoríticos siguió siendo escaso, y solo dos sitios conocidos en Polonia muestran tales hallazgos.
La escasez de artefactos de hierro meteoríticos en las regiones europeas provocó consultas sobre el conocimiento y la disponibilidad de estos materiales celestiales durante la Edad del Bronce. Sin embargo, los hallazgos recientes de un nuevo estudio están remodelando la comprensión académica, ya que revelan que los meteoritos de hierro se emplearon e intercambiaron en Europa Central ya en el año 800 a. C., y potencialmente incluso antes.

Foto: Tschubby (Wikimedia) ©️CC BY-SA 3.0
Esta innovadora investigación se centra en una punta de flecha desenterrada en un yacimiento de finales de la Edad del Bronce en Mörigen, Suiza, situado a lo largo de las orillas del lago Biel. La punta de flecha, hecha de hierro meteorítico, exhibe una forma distintiva plana y deformada artificialmente, indicativa de trabajo en frío o en caliente durante su producción.
Un análisis exhaustivo confirma el origen meteorítico de la punta de flecha, asociándolo con el complejo de meteoritos de hierro IAB. La presencia de metal de hierro pobre en níquel y rico en níquel sugiere una estructura en capas característica de los meteoritos octaédricos, lo que respalda su procedencia celestial.
El uso de métodos no destructivos por parte de los investigadores, incluida la emisión de rayos X inducida por muones, la espectrometría gamma y la fluorescencia de rayos X, proporcionó datos vitales sobre el tamaño del meteorito, el contenido de níquel y los elementos característicos, lo que ayudó a verificar su origen celestial. .
Más allá de las características intrínsecas de la punta de flecha, el estudio reveló detalles fascinantes sobre su pasado. Los rastros de oxidación y elementos como el arsénico y el cobre insinuaron una posible contaminación por el trabajo del mineral/bronce o el polvo durante el almacenamiento. Además, el material orgánico encontrado en la punta de la flecha probablemente representaba restos de alquitrán de madera que se usaba para unirla a una flecha, lo que brinda una idea de las antiguas técnicas artesanales.
Origen del meteorito
Uno de los aspectos más intrigantes del estudio fue determinar la posible fuente del meteorito que dio origen a la punta de flecha de Mörigen. A través de un meticuloso proceso de eliminación, los investigadores identificaron tres candidatos potenciales del complejo de meteoritos de hierro IAB:
- Bohumilitz en Chequia
- Retuerte de Bullaque en España
- Kaalijarv en Estonia
Entre los tres, Kaalijarv surgió como la fuente más probable, dada su edad de impacto de la Edad del Bronce y su ubicación dentro de un área habitada. Los investigadores creen que este meteorito podría haber impactado en Estonia alrededor del año 1500 a. C., lo que podría llevar a que se comercializaran fragmentos junto con ámbar de la región del Báltico.
Hierro meteorítico en las sociedades antiguas
A lo largo de la historia registrada, las sociedades antiguas exhibieron una profunda fascinación por los fenómenos celestiales, atribuyendo un significado místico y simbólico al cosmos. Entre los materiales celestiales que capturaron su imaginación, el hierro meteorítico se destacó como un recurso raro y enigmático, que se cree que posee orígenes de otro mundo. El papel del hierro meteorítico en las sociedades antiguas fue multifacético y abarcó varios aspectos de importancia cultural, tecnológica y espiritual.
Valorado principalmente por su rareza excepcional y su origen divino percibido, el hierro meteorítico ocupaba una posición única y estimada en las sociedades antiguas. A diferencia del hierro terrestre, que se obtuvo a través de procesos mineros y metalúrgicos, el hierro meteorítico llegó a la Tierra a través del impacto de meteoritos, cuerpos celestes que atravesaron el cielo. La naturaleza misma de la llegada de este material desde los cielos generó una sensación de asombro y asombro, inspirando mitos y leyendas que a menudo asociaban los meteoritos con actos de deidades celestiales o mensajeros del más allá.
Dentro del ámbito de la metalurgia antigua, el hierro meteorítico presentó un desafío y una oportunidad. La elaboración de objetos a partir de hierro meteorítico requería conocimientos y habilidades especializados debido a su composición única y propiedades estructurales variables. Los antiguos artesanos tuvieron que adaptar sus técnicas para acomodar este material poco común, empleando métodos distintivos para fundir y forjar hierro meteorítico en herramientas, armas o artefactos ornamentales. En consecuencia, estos objetos de hierro meteoríticos se convirtieron en símbolos altamente apreciados de artesanía e ingenio, reflejando la destreza artística de las culturas que los crearon.
Más allá de sus funciones utilitarias y artísticas, el hierro meteorítico también tenía un significado religioso y espiritual. Los antiguos sistemas de creencias a menudo incorporaban cuerpos celestes y fenómenos naturales en sus cosmologías, atribuyendo propiedades místicas y conexiones divinas a los meteoritos y su contenido de hierro. El origen celestial del hierro meteorítico lo vinculó a los cielos y las fuerzas cósmicas percibidas como que gobiernan la existencia humana. Como resultado, los objetos de hierro meteoríticos se empleaban con frecuencia en rituales religiosos, se enterraban junto a personas estimadas en prácticas funerarias o se usaban como ofrendas para apaciguar a las deidades.
La adquisición y distribución de hierro meteorítico provocó interacciones comerciales y culturales entre civilizaciones antiguas. La obtención de este recurso escaso exigía conexiones con regiones distantes, fomentando el intercambio no solo de productos físicos, sino también de ideas, creencias e innovaciones tecnológicas. El comercio de hierro meteorítico probablemente contribuyó al establecimiento de redes que facilitaron la difusión cultural, influyendo en el arte, la metalurgia y las prácticas espirituales en diversas comunidades.
Sin embargo, a pesar de su notable importancia, la escasez de artefactos de hierro meteoríticos dentro del registro arqueológico ha planteado desafíos para comprender completamente su impacto en las sociedades antiguas. Como demostró el descubrimiento de la punta de flecha de Mörigen, podría haber más artefactos ocultos esperando ser desenterrados, ofreciendo información adicional sobre el uso generalizado y el significado cultural del hierro meteorítico. Las investigaciones arqueológicas profundas y la investigación interdisciplinaria son esenciales para desentrañar aún más las complejidades que rodean el papel del hierro meteorítico en la configuración del paisaje cultural, tecnológico y espiritual de las civilizaciones antiguas.
- «An arrowhead made of meteoritic … Mörigen, Switzerland and its possible source«, Beda A. Hofmann et al. Journal of Archaeological Science, Volume 157, September 2023[↩]