El impacto del calentamiento global en la salud humana se ha convertido en una preocupación urgente y apremiante en nuestra era moderna. Con la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre, las temperaturas están aumentando, lo que tiene como resultado una multitud de efectos adversos en el bienestar humano. Estos impactos de gran alcance, que abarcan tanto la salud física como la mental, exigen una acción inmediata para mitigar y abordar los profundos desafíos que plantea el impacto del calentamiento global en la salud humana.
Calentamiento global y salud humana
La relación entre el calentamiento global y la salud humana es compleja y surge de mecanismos tanto directos como indirectos. El impacto directo del calentamiento global en la salud humana es evidente a través de enfermedades y muertes relacionadas con el calor. A medida que aumentan las temperaturas, las personas enfrentan un mayor riesgo de agotamiento por calor, insolación y otras condiciones relacionadas con el calor. La exposición prolongada al calor extremo puede tener graves consecuencias para la salud, en particular para las poblaciones vulnerables, como los ancianos, los niños y las personas con afecciones médicas preexistentes.
Indirectamente, el calentamiento global exacerba la frecuencia y la intensidad de los desastres naturales, incluidos los huracanes, las inundaciones y los incendios forestales. Estos eventos no solo provocan lesiones físicas inmediatas, sino que también tienen consecuencias para la salud a largo plazo. El desplazamiento, la pérdida de infraestructura y el acceso interrumpido a los servicios de atención médica contribuyen a la propagación de enfermedades, desnutrición y problemas de salud mental entre las poblaciones afectadas. Además, los patrones climáticos alterados pueden provocar cambios en la distribución de enfermedades infecciosas, con implicaciones para la carga mundial de enfermedades.
Enfermedades y muertes relacionadas con el calor
Las crecientes temperaturas globales asociadas con el cambio climático representan una amenaza significativa para la salud humana, particularmente en regiones que ya experimentan altas temperaturas ambientales. Las enfermedades y muertes relacionadas con el calor van en aumento a medida que aumentan la frecuencia, la duración y la intensidad de las olas de calor. Las olas de calor ocurren cuando las temperaturas exceden significativamente el promedio de un lugar específico y persisten durante un período prolongado, a menudo acompañadas de una alta humedad.
Durante las olas de calor, las personas son susceptibles al agotamiento por calor, que se caracteriza por síntomas como sudoración intensa, pulso acelerado y fatiga. Si no se aborda el agotamiento por calor con prontitud, se puede producir un golpe de calor, una afección potencialmente mortal caracterizada por una temperatura corporal alta, un estado mental alterado y un posible daño a los órganos. Los ancianos, los bebés, los trabajadores al aire libre y las personas con afecciones médicas crónicas tienen una mayor vulnerabilidad a las enfermedades relacionadas con el calor.
Las personas en riesgo deben evitar salir al aire libre entre las 11:00 y las 17:00 en días soleados cuando la temperatura supere los 30ºC (86ºF), y entre las 10:00 y las 18:00 en días soleados cuando la temperatura supere los 40ºC (104ºF). Si deben salir al exterior, deben evitar la exposición directa a la luz solar.
Mitigar los impactos adversos para la salud del aumento de las temperaturas requiere medidas proactivas, como campañas de concientización pública, sistemas de alerta temprana de olas de calor, acceso a refugios frescos e hidratación adecuada. Según los académicos, la implementación de planes de gestión de olas de calor, junto con estrategias de diseño urbano que prioricen los espacios verdes y la infraestructura para reducir el calor, pueden ayudar a aliviar la carga de enfermedades relacionadas con el calor y salvaguardar la salud humana.
Entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre de 2022 se ha determinado que al menos 61.672 personas en Europa fallecieron por motivos relacionados con el calor extremo.1 Portugal, España, Italia, Grecia, Turquía, Chipre y Malta se encuentran entre los países del grupo de mayor riesgo.
El impacto del calentamiento global en los desastres naturales
El calentamiento global influye en los patrones climáticos, lo que lleva a una mayor frecuencia y gravedad de los desastres naturales. El aumento de las temperaturas contribuye a la intensificación de huracanes, tormentas y ciclones, lo que plantea riesgos importantes para la salud humana. El impacto de estos desastres se extiende más allá de las lesiones físicas inmediatas y abarca los efectos indirectos en la salud que resultan de los daños a la infraestructura, el desplazamiento de la población y el acceso comprometido a la atención médica y los servicios esenciales.
Después de los desastres naturales, las comunidades afectadas a menudo enfrentan una variedad de desafíos de salud. La contaminación de las fuentes de agua, la interrupción de los sistemas de saneamiento y la posibilidad de que se produzcan brotes de enfermedades contribuyen a una disminución de los estándares generales de salud. El acceso limitado a instalaciones médicas, medicamentos y apoyo de salud mental exacerba aún más la situación, particularmente en entornos de bajos recursos.
Las medidas de adaptación destinadas a reducir las consecuencias para la salud de los cambios en los patrones climáticos implican estrategias de preparación y respuesta ante desastres. Los mejores sistemas de alerta temprana, los planes de evacuación efectivos y la infraestructura resiliente pueden mejorar la capacidad para resistir y recuperarse de los desastres naturales. Además, incorporar consideraciones de salud en las políticas de reducción del riesgo de desastres y garantizar el acceso equitativo a los servicios de atención médica son pasos cruciales para minimizar el impacto en la salud humana.
Inseguridad alimentaria y hídrica
El calentamiento global altera los sistemas agrícolas y exacerba la inseguridad alimentaria y del agua, lo que tiene un impacto significativo en la salud humana. Los cambios en los patrones de temperatura y precipitación afectan el rendimiento de los cultivos, alteran la distribución de plagas y enfermedades y comprometen la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos. Estos factores, combinados con el crecimiento de la población, pueden provocar escasez de alimentos, desnutrición y un mayor riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.
El aumento de las temperaturas puede reducir la productividad de los cultivos y afectar el valor nutricional de los alimentos, lo que lleva a una ingesta inadecuada de nutrientes esenciales. Los cambios en los patrones de precipitación pueden provocar sequías o inundaciones, lo que afecta la productividad agrícola y compromete la disponibilidad de agua potable. El acceso inadecuado a alimentos nutritivos y agua limpia contribuye a la desnutrición, debilita los sistemas inmunológicos y aumenta la susceptibilidad a enfermedades como la diarrea, el cólera y las enfermedades transmitidas por vectores.
Contaminación del aire: el asesino silencioso intensificado por el calentamiento global
El calentamiento global exacerba el problema de la contaminación del aire, lo que representa una grave amenaza para la salud humana. A medida que aumentan las temperaturas, se intensifican ciertas reacciones químicas, lo que da como resultado un aumento de los niveles de ozono troposférico y la formación de contaminantes nocivos como partículas (PM), óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles (COV). La exposición a estos contaminantes se ha relacionado con enfermedades respiratorias, trastornos cardiovasculares e incluso muerte prematura.
Las partículas, que consisten en partículas diminutas suspendidas en el aire, pueden penetrar profundamente en el sistema respiratorio y causar inflamación y enfermedades respiratorias. La exposición a largo plazo a niveles elevados de PM se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de pulmón, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma. Además, el ozono a nivel del suelo, formado por la interacción de la luz solar con los NOx y los COV, puede desencadenar dificultad respiratoria y empeorar las condiciones respiratorias preexistentes.
Las poblaciones vulnerables, incluidos los niños, los ancianos y las personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, son particularmente susceptibles a los impactos de la contaminación del aire en la salud. Abordar este problema complejo requiere un enfoque multifacético, que incluye controles de emisiones más estrictos, una mejor planificación urbana para reducir la exposición a fuentes de contaminación y la promoción de alternativas de energía limpia. Los sistemas robustos de monitoreo de la calidad del aire y las campañas de concientización pública son componentes vitales para mitigar los riesgos para la salud asociados con la contaminación del aire.
Propagación de enfermedades transmitidas por vectores
Las enfermedades transmitidas por vectores, transmitidas por organismos como mosquitos, garrapatas y pulgas, incluyen malaria, dengue, virus Zika, enfermedad de Lyme y chikungunya, entre otras. Las condiciones climáticas cambiantes, como el aumento de las temperaturas y la alteración de los patrones de precipitación, influyen en la distribución, la abundancia y el comportamiento de los vectores portadores de enfermedades, lo que lleva a la aparición de estas enfermedades en nuevas regiones.
Las temperaturas más cálidas aceleran los ciclos de reproducción y alimentación de los vectores, lo que da como resultado un mayor tamaño de la población y temporadas de transmisión más prolongadas. Los cambios en los patrones de precipitación crean criaderos de mosquitos y otros vectores de enfermedades, lo que facilita su proliferación. Estos cambios en la ecología de los vectores, junto con los viajes y el comercio mundial, contribuyen a la propagación geográfica de las enfermedades transmitidas por vectores, lo que expone a las poblaciones que antes no estaban afectadas a nuevos riesgos para la salud.
Impactos en la salud mental: el costo psicológico del cambio climático
Los impactos del cambio climático en la salud mental son intrincados y multifacéticos, a menudo entrelazados con vulnerabilidades preexistentes y factores socioeconómicos. Ciertas poblaciones, particularmente aquellas que viven en la pobreza o en comunidades marginadas, enfrentan una mayor susceptibilidad a las consecuencias del cambio climático para la salud mental. La pérdida de hogares, la destrucción de la infraestructura comunitaria y la desintegración de las redes de apoyo social sirven para agravar la ya pesada tensión psicológica, lo que contribuye a la aparición de problemas duraderos de salud mental que persisten mucho después del impacto inicial.
Uno de los efectos psicológicos clave del cambio climático es una abrumadora sensación de estrés y ansiedad. La amenaza constante de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, inundaciones e incendios forestales, afecta a las personas a medida que lidian con la incertidumbre y el miedo asociados con estos eventos. Ser testigo de la destrucción de hogares, paisajes naturales y comunidades amplifica aún más los sentimientos de impotencia, lo que lleva a un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
La depresión es otra consecuencia frecuente de salud mental relacionada con el cambio climático. La pérdida de entornos y medios de subsistencia preciados, junto con el profundo dolor y duelo asociado con tales pérdidas, puede desencadenar sentimientos profundos de tristeza y desesperanza. El impacto psicológico de los desastres inducidos por el cambio climático se puede comparar con el de experimentar un período prolongado de duelo, ya que las personas lloran no solo las pérdidas tangibles sino también el deterioro del mundo natural que aprecian.
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es otra condición de salud mental exacerbada por el cambio climático. Los sobrevivientes de eventos climáticos extremos, como huracanes o inundaciones, a menudo experimentan recuerdos intrusivos, flashbacks, pesadillas y síntomas de hiperexcitación relacionados con el evento traumático. Las consecuencias psicológicas duraderas de tales experiencias pueden alterar el funcionamiento diario y deteriorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas.
Además, la carga de salud mental del cambio climático recae de manera desproporcionada sobre las poblaciones vulnerables, lo que intensifica las disparidades existentes. Las comunidades marginadas a menudo enfrentan múltiples factores estresantes, incluido el acceso inadecuado a los recursos, las desigualdades socioeconómicas y la infraestructura de atención médica limitada. Cuando se combinan con los efectos disruptivos del cambio climático, estos factores agravan los desafíos de salud mental, lo que exacerba aún más las desigualdades existentes.
- Ballester, J., Quijal-Zamorano, M., Méndez Turrubiates, R.F. et al. «Heat-related mortality in Europe during the summer of 2022» Nature Medicine, 2023[↩]