Hallazgos extraordinarios en Israel: cráneos humanos y lámparas de aceite en la cueva de Te’omim apuntan a la nigromancia

Hallazgos arqueológicos recientes en la cueva Te’omim arrojan luz sobre las prácticas religiosas que se remontan a finales del siglo II d. C., según un estudio publicado en Harvard Theological Review.1

La cueva, que se cree que está dedicada a una deidad del inframundo, ha intrigado durante mucho tiempo a los investigadores debido a su pozo profundo, su manantial y su asociación con la fertilidad y la curación. Los artefactos desenterrados, que incluyen lámparas de aceite de cerámica, monedas, cerámica y objetos antiguos de varios períodos de tiempo, han descubierto un reino de misterio que rodea el propósito de la cueva y su importancia para los rituales antiguos.

Los arqueólogos, que exploraron diligentemente las intrincadas profundidades del sitio, realizaron una serie de fascinantes e intrigantes descubrimientos, revelando un conjunto diverso de objetos antiguos cuidadosamente ocultos dentro de las capas arqueológicas. Entre los hallazgos notables se encontraban un hacha de la Edad del Bronce Intermedio, dos puntas de lanza encajadas intrincadamente elaboradas, un exquisito jarrito de la Edad del Bronce Temprano y una colección de intrigantes lámparas de aceite tardorromanas. La presencia de estos artefactos, que abarcan diferentes períodos de tiempo, evoca una profunda sensación de curación intencionada, lo que sugiere que fueron reunidos y depositados deliberadamente.

De particular interés son las aproximadamente 120 lámparas de aceite notablemente conservadas descubiertas dentro de la cueva. Estas lámparas, originarias de los períodos romano tardío y bizantino temprano, se ocultaron deliberadamente en grietas ocultas e inaccesibles. Los arqueólogos creen que estas lámparas tenían un propósito más allá de proporcionar luz, lo que sugiere un significado más profundo y una posible conexión con las prácticas místicas.

Cráneos humanos y lámparas de aceite de cerámica arrojan luz sobre rituales mágicos

Una revelación sorprendente dentro de la cueva Te’omim fue el descubrimiento de tres cráneos humanos en áreas remotas y de difícil acceso. Mientras que dos de los cráneos parecían haber sido movidos por ratas, el tercero se colocó intencionalmente encima de cuatro lámparas de aceite de cerámica. Este arreglo deliberado sugiere un acto con propósito. Estos cráneos, junto con las lámparas, probablemente tuvieron un papel en un ritual mágico que tuvo lugar durante el período tardorromano, ofreciendo información sobre las complejas creencias y tradiciones de esa época.

A través de su extensa investigación, los académicos se embarcaron en un viaje para contextualizar estos hallazgos al sumergirse en la literatura y los documentos antiguos relacionados con las prácticas mágicas. Sus meticulosas investigaciones revelaron que estos rituales místicos con frecuencia se centraban en sitios específicos y en el empleo intencionado de artefactos particulares. En particular, estas prácticas implicaron la incorporación de partes del cuerpo de humanos y animales para establecer conexiones profundas, así como la transformación de artículos domésticos comunes en instrumentos con significado mágico.

Rituales Mágicos Romanos Tardíos (Cueva Te'omim)
Lámparas de aceite y un cráneo humano
Foto: B. Zissu (Te’omim Cave Archaeological Project)

La presencia de más de 100 lámparas de aceite de cerámica y múltiples cráneos humanos dentro de la cueva Te’omim sugiere que la ceremonia de culto central involucró la colocación de lámparas de aceite como ofrendas para rendir homenaje a las fuerzas subterráneas. Esto indica que se realizaban rituales para despertar a los difuntos y obtener vislumbres del futuro. Sin embargo, el descubrimiento de cráneos humanos revela otro aspecto de estas ceremonias.

Si bien la veneración de los cráneos humanos se observó predominantemente en la región británica del Imperio Romano, la evidencia de varias fuentes indica su utilización en todo el imperio, incluida Palestina y sus alrededores, en rituales nigrománticos y comunicación con los muertos. Tales ceremonias a menudo tenían lugar en cuevas funerarias o cuevas que se creía que servían como puertas de entrada al inframundo.

Situada entre las ciudades de Aelia Capitolina y Eleutheropolis, la cueva de Te’omim se encuentra en un área predominantemente habitada por residentes no judíos durante el período tardorromano. Aunque hay indicios de participación judía limitada en las prácticas de culto observadas, es probable que la mayoría de los participantes fueran habitantes no judíos de la región. Esta hipótesis se sustenta en el hecho de que la cueva de Te’omim se encuentra cerca de una importante población no judía que surgió después de la revuelta de Bar Kokhba.

Cráneos humanos y lámparas de aceite en los rituales mágicos tardorromanos

Los cráneos humanos se utilizaron en los rituales mágicos romanos tardíos como objetos potentes imbuidos de un poder simbólico y sobrenatural. Estos cráneos fueron cuidadosamente seleccionados y preparados, a menudo quitando la mandíbula inferior y limpiando el interior. Las razones precisas de este proceso de selección siguen siendo especulativas, pero es evidente que el uso de cráneos humanos tenía un profundo significado dentro del marco ritual.

La presencia de cráneos humanos dentro de los rituales mágicos se remonta a una variedad de contextos, incluida la nigromancia y la adivinación. Estos rituales tenían como objetivo establecer comunicación con el difunto y obtener orientación o conocimiento del reino de los espíritus. El cráneo, que representa el recipiente físico de los difuntos, sirvió como conducto para estas interacciones sobrenaturales.

En el ámbito de la nigromancia, la práctica de comunicarse y aprovechar los poderes de los muertos, el cráneo humano jugó un papel central. Se creía que el cráneo contenía la esencia del individuo, conservando su sabiduría, experiencias y conexión con el plano espiritual. A través de la cuidadosa selección y preparación de estos cráneos, los practicantes buscaron aprovechar este conocimiento acumulado y energía sobrenatural. Al invocar la presencia del difunto a través del cráneo, los practicantes creían que podían obtener información, orientación e incluso manipular las fuerzas del más allá.

La adivinación, otro contexto en el que se emplearon cráneos humanos, implicaba buscar el conocimiento del futuro o verdades ocultas a través de medios sobrenaturales. Dentro de estos rituales, el cráneo actuaba como un punto focal para el adivino, lo que les permitía entrar en un estado elevado de conciencia y establecer una conexión con el reino de los espíritus. Se creía que el cráneo poseía la capacidad de revelar secretos y comunicar mensajes del más allá. Los adivinos solían interpretar signos y presagios, como grietas en el cráneo, como mensajes de las entidades espirituales con las que buscaban comunicarse.

Aparte del uso de cráneos humanos, las lámparas de aceite eran herramientas esenciales en los rituales mágicos romanos tardíos, proporcionando iluminación y significado simbólico. Estas lámparas se fabricaban típicamente con arcilla o bronce y, a menudo, estaban adornadas con diseños e inscripciones intrincados. El uso de lámparas de aceite dentro de los ritos mágicos estaba estrechamente ligado al concepto de la luz como fuerza transformadora y su asociación con la iluminación espiritual.

La llama de la lámpara de aceite sirvió como representación metafórica de la iluminación divina o sobrenatural, simbolizando la iluminación del conocimiento oculto, el despertar espiritual y la presencia de poderes superiores. Se creía que el acto de encender la lámpara e invocar las fuerzas de la luz disipaba la oscuridad, la ignorancia y las influencias malévolas. De esta manera, la lámpara de aceite se convirtió en un conducto para la energía espiritual, sirviendo como un faro para atraer espíritus benévolos y para protegerse contra las fuerzas maléficas.

Además, los motivos decorativos y las inscripciones que adornaban las lámparas de aceite a menudo tenían un significado simbólico. Estos diseños podrían incorporar símbolos religiosos, figuras mitológicas o sigilos mágicos, cada uno imbuido de sus propios significados esotéricos. Al incorporar estos símbolos en las lámparas de aceite, los practicantes buscaron mejorar su eficacia y establecer una conexión más profunda con las fuerzas espirituales que buscaban invocar.

  1. «Oil Lamps, Spearheads and Skulls: Possible Evidence of … in the Te’omim Cave, Judean Hills«, Eitan KLEIN & Boaz ZISSU, Harvard Theological Review, Cambridge University Press, July 4, 2023, 116(3), 399-421[]